El Señor no está aquí…

El Señor no está aquí…

¿Te imaginas el inmenso dolor que se sentía al leer tal frase?

Despertar un 1 de Agosto de 1926 y no escuchar las campanadas en las Iglesias que te invitaban a asistir a Misa.

Saber que no habrá más celebraciones Eucarísticas, que los Sagrarios estaban vacíos y que los templos permanecerían cerrados…

El Señor no estaba ahí y se podía sentir su ausencia.

Un sentimiento de desolación, tristeza profunda y quizá también frustración de no saber qué pasará.

La tristeza se podía sentir en cada rincón.

¿Se imaginan el fervor con que aquellos fieles escucharon esas misas que creían que podrían ser las últimas?

Hombres y mujeres de fe, a los que les habían arrebatado lo más valioso y sagrado que tenían…

Como consecuencia de ello, se desencadenenaría la llamada guerra Cristera.

Movimiento levantado por laicos en defensa de su fe, su Patria y de lo que más amaban, Dios.

Colaboración de Angélica Maldonado.

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