Héroes del Ajusco

Héroes del Ajusco

A los héroes de Cristo Rey

(Texto tomado de la revista DAVID, número 58, del 22 de Mayo de 1957 TOMO III)

TLALPAN, D.F., 31 de diciembre de 1926.

Gral. Manuel Reyes

En el año de 1926, reunidos en la casa de la Sra. Novoa, los Grales. Manuel Reyes, Manuel Bonilla, Juan López Trujillo. Cor. Babino Reyes. Manuel García, Luis Castro, Mayor Ricardo Inclán, Capitanes: Heladio Barrera Torres, Alfonso Barrios y José de la Fuente, las asociaciones Católicas acordaron unificarse para hacer un solo frente, ya que había llegado el día y la hora de defender la causa de nuestra Religión, marcaba el reloj las 12.15 de la noche del 1º de enero del año de 1927, al grito de: ¡Viva Cristo Rey!, todos armados, salimos rumbo al Cedral. De allí nos dirigimos a San Pedro Mártir, Xicalco y a otros pueblos más.

Nos quedamos en el monte; las tropas del 15º Regimiento, al mando del Cor. Anselmo Macías Valenzuela, se dieron cuenta de la rebelión. Nos persiguieron y dieron alcance en el pueblo de Tulmiac, el día 3 de enero de ese mismo año. Se entabló un nutrido tiroteo habiendo causado bajas por ambas partes. En ese lugar fue hecho prisionero el Cor. Luis Castro, Cristero, lo colgaron, le quitaron su aniIlo que llevaba sus propias iniciales; a los 3 días lo bajaron sus familiares, para darle cristiana sepultura. El día 4 nos dirigimos a los pueblos de San Pablo y San Pedro, para hacernos de caballos y viveres; algunos se iban incorporando nosotros para defender nuestra Causa.

En seguida tomamos rumbo del Ajusco, Pico del Águila, donde permanecimos cerca de un mes organizando a la gente para atacar al gobierno.

Tan pronto como se dieron cuenta los del 15º Regimiento, hubo alguna persona que nos comunicó que ya estaban para avanzar y caernos de madrugada, cuando llegaron a nuestro Campamento ya lo habíamos abandonado. Nos seguimos por el monte hasta llegar a Santa Marta, a San Juan Atzingo y después a Ocuilan de Arteaga. Entrevistamos al Presidente Municipal; seguimos para Chalma, donde permanecimos un día. Allí se dieron cuenta las tropas gobiernistas que se encontraban en Malinalco, Méx., y por eso tuvimos que abandonar a Chalma.

Esa misma noche nos quedamos en Chalmita, habiéndonos comunicado con el General Cuéllar, que estaba en Santa María Ahuacatitlán, Mor., habiéndonos dicho que estaba dispuesto a acompañarnos con su gente. Nos dirigimos a Santa María, Ocotepec y Ahuatepec, donde nos hicimos todos de caballo. Seguimos nuestra ruta hasta llegar a Tepoztlán, donde nos atacaron las fuerzas del Gobierno y las Defensas Sociales que habían organizado en to-dos los Municipios del Estado.

Fecha memorable la del 18 de febrero de 1927. A las 12.30 de la mañana, un nutrido tiroteo, muchas descargas de fu-silería que duraron aproximadamente 2 horas. Abandonamos Tepoztlán pasando por otros pueblos hasta llegar a Tlayecapa Mor. Me dirigí al Presidente Municipal, quien nos entregó su pistola, nos hizo un préstamo por la cantidad de $100.00 (cien pesos) y una carga de maíz para lo que se nos ofreciera.

Dicho señor se llamaba Teodoro Segura. En seguida nos dirigimos a Tlalnepantla, Méx..  internándonos por Nepanapa, Mor. Seguimos nuestra ruta por diferentes pueblos. En Salazar. Méx., sostuvimos un ataque con los federales en el que hubo algunas bajas de parte nuestra. Allí murió el Gral. Manuel Bonilla, en el combate sostenido en el mes de mayo. Estuvimos por varios pueblos del Estado de México; Temuaya, San Juan Jiouipilco y otros pueblos más de este mismo Estado de México cuyo Jefe de Operaciones era en ese tiempo el Gral. Francisco Urbalejo, quien nos persiguió siempre con su gente, logrando entrar a la Hacienda de Valle de Bravo, donde nos entregó una mujer, diciéndole que allí estaban los Cristeros. Cuando entraron las fuerzas, se entabló un tiroteo, habiendo, por mala suerte, caído allí el Gral. MANUEL REYES.

Cuando nos dimos cuenta de que él era no pudimos menos que lamentar esa sensible pérdida. Fue el 19 de agosto de 1927. Lo llevaron a Toluca, donde fue juzgado como rebelde no teniendo más remedio que conformarse con esa sentencia, la pena de muerte.

Tenía una pierna postiza, que se encuentra en el Museo de Toluca. Se dice que se burlaron de él cuando lo iban a fusilar. Antes de la ejecución entregó unos centavos para su caja, y pudieron oír de él estas palabras: VAN A MATAR A UN GALLO A QUIEN TEMIÓ SIEMPRE EL GOBIERNO: HASTA QUE ME LLEGO LA HORA. El día de su ejecución él mismo dio la orden  y todavía se le oyó decir: VIVA CRISTO REY.

Agosto 20 de 1927

Heladio Barrera Torres

El Texto esta transcrito tal cual lo público el autor en la mencionada revista.

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